Iniciativa ¿Real? Real - Noviembre

¡Hola mis teteros!

Hoy os traigo la entrada relacionada con la Iniciativa ¿Real? Real del mes de noviembre.

Este mes, el tema era "Distopía". Y aunque me costó mucho pillar el concepto, al final mi compañera Sammy  de Vive experiencias de ensueño y yo decidimos crear una historia. Ella publicará la primera parte y yo la segunda. Así que podéis ir aquí a leer la primera parte y después, si queréis saber como termina, leéis la mía 😊

También quiero aclarar que es la primera vez que escribo algo y que me perdonéis los errores de principianta que pueda haber. ¡¡Gracias!!.

¡Allá vamos!

• Hija, sabes que todos tenemos una historia. Todos los obrovianos la tenemos. Nos la enseñan desde pequeños, ya en el colegio. Sabes que todos somos personas sin sentimientos, pero que cada 10 años, nacen un niño y una niña especiales.
• Son contagiados.
• No cariño, no lo son. No lo veas de ese modo. Son personas especiales, que tienen “el don del amor”.

Creo que mi madre no sabe muy bien lo que dice. Esas “personas especiales” que dice, son peligrosas para la sociedad. Llevo oyéndolo toda mi vida en el colegio.

• Pero mamá, los contagiados pueden poner en peligro todo lo que tenemos. Esta gente solo traen guerras, asesinatos y destrucción. Sino ¿por qué les persiguen los agentes?
• Porque tienen miedo de lo que no conocen. No les gusta las personas diferentes y capaces de sentir emociones.

Estoy totalmente confundida. ¿Por qué mamá me está contando todo esto a estas horas?

• Mira hija, hay algo que no sabes. ¿Te parecemos peligrosos mamá y yo? - me pregunta mi padre.
• Para nada, pero ¿a qué viene todo esto?

Tantas incógnitas me están alterando. No sé por qué mis padres están actuando de esta manera tan extraña. ¿Tendrá algo que ver con mi cumpleaños?

• Freya, cariño. Creo que es hora de que te contemos toda la verdad - me dice mi madre. - Mañana no es tu cumpleaños. Es hoy. Cambiamos tu fecha de nacimiento para evitar que los agentes pusieran el ojo en ti por si resultabas ser una persona especial.

¿Quéeeeee? He vivido una mentira estos casi 19, bueno, 19 años ya. No puedo creer que mis padres me hayan ocultado la verdad todo este tiempo. Me parece tan feo que ahora mismo quiero estar sola. Les digo que me dejen descansar y salgan de mi habitación. Me hacen caso y salen sin pronunciar ni una sola palabra.

Voy a dormir y descansar. Mañana todo lo veré más claro.

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Está de espaldas a mí. Tiene un pelo rubio casi blanquecino que le llega hasta los hombros. Es alto. Debo de llegarle por el pecho, más o menos.

Siento una fuerza que me atrae hacia él. Nunca he sentido nada igual. ¿Qué es esta sensación?

Quiero tocarlo y ver su cara. Me dirijo directa hacia él y estoy a punto de tocarlo. Lo tengo a escasos centímetros y puedo sentir un cosquilleo en mi estómago. Voy a tocar su brazo y, de repente, todo se desvanece.

¿Qué ha sido eso? Me despierto sobresaltada y noto como el corazón me late a mil por hora. ¿Qué ha pasado en ese sueño? ¿Qué han sido esas sensaciones?

Espera, anoche fue la noche de mi 19 cumpleaños. Creo que estoy empezando a encajar las piezas.

¿Es posible que sea una infectada? No, no puede ser. Que alguien me diga que esto es una pesadilla. Pero ese sueño parecía tan real... ¿Y quién es ese chico rubio? Creo que será mejor que esto me lo guarde para mí. Mejor no le cuento a nadie lo que ha pasado esta noche.

Bajo a desayunar antes de ir a la universidad. Mi madre está preparando el desayuno y parece que mi padre ya está en su trabajo.

Sigo enfadada por mentirme, así que como lo que me ha preparado y me voy corriendo a la uni. Necesito mi tiempo para digerir todo.

Cuando llego a clase, me siento en mi lugar de siempre y espero a que pasen las horas y llegue el momento de llegar a casa y encerrarme en mi habitación.

Durante el día, veo a muchos agentes en la universidad. Deben de estar buscando a los contagiados.

Las clases pasan muy lentas pero por fín suena la sirena que avisa del fin del día.

Me voy a casa sin despedirme de nadie. Solo pienso en llegar.

Cuando entro en casa, subo corriendo a mi habitación. No me apetece cenar ni hablar con mis padres.

Termino el trabajo que tenía pendiente para la universidad y me voy a dormir.

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Ahí vuelve a estar el chico rubio. Pero solo puedo verlo de espaldas y vuelvo a sentir ese cosquilleo en el estómago. Quiero tocarlo, ver su cara, oír su voz. Me acerco a él y cuando elevo mi mano para tocarlo, vuelve a desvanecerse.

Mi corazón late desbocado otra vez. Miro el reloj y son las 23:00.

¿Quién es ese chico? ¿Qué son estas emociones? Creo que estoy empezando a preocuparme seriamente por estos sueños. Cada vez parece más seguro que soy una contagiada (o como diría mi madre, una chica especial con “el don del amor”).

No puedo soportar todo este peso sobre mí, necesito aclarar dudas. Creo que es hora de perdonar a mis padres y comentarles lo que me está pasando.

Bajo y encuentro a mis padres en el sofá viendo la tele. Mi madre apoya está apoyando su cabeza en el hombro de mi padre y mi padre la rodea con sus brazos. Al verme se incorporan y me miran expectantes.

Me siento en la butaca y les cuento todo lo que ha pasado estas dos últimas noches. Me miran con unas caras muy raras. Veo que de los ojos de mi madre salen una especie de gotas de agua. ¿Qué es eso?

• Cariño, por esos sueños decidimos cambiar tu fecha de nacimiento. Si los agentes se dan cuenta de que estás teniendo esos sueños y que tienes “el don del amor”, no dudarán de acabar contigo -me dice mi padre.
• Sí Freya, es muy duro vivir ocultando tu amor por la persona que quieres. Y eso es lo que nos ha pasado a papá y a mí. Esos sueños que estás teniendo los tuvimos nosotros cuando cumplimos los 19 años. Somos personas especiales y nos amamos. Pero los agentes no deben saber de ello. Delante de otras personas debemos ocultar todos nuestros sentimientos.
• Pero mamá, cómo voy a poder ocultar ese cosquilleo en mi estómago cuando lo vea en persona. Siento una necesidad inmensa de tocarlo.
• Deberás hacerlo si quieres vivir una larga vida con él.

Estoy en shock. Cada vez tengo la mente más liada. No se como terminará todo esto. Solo sé que ese cosquilleo que noto en mi estómago me está gustando demasiado.

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Estoy en clase y veo entrar a mi profesor. Nos comenta que hay un alumno nuevo en clase y veo en la cara de mis compañeros que ni se inmutan. Se oyen unos golpecitos en la puerta y se abre. Y de repente, mi corazón deja de latir.

Es él.

Veo ese pelo rubio blanquecino y esos hombros anchos con los que he soñado estas últimas noches.

El cosquilleo en el estómago vuelve a aparecer, pero esta vez multiplicado por 1000. Y entonces nuestras miradas se cruzan. Veo como sus ojos azules claros como el cielo de primavera se abren con sorpresa. Me ha reconocido. Él también ha soñado conmigo.

Se sienta en el pupitre libre al lado del mío. Intento no mirarlo, recordando la conversación que tuve anoche con mis padres.

Al finalizar las clases y de camino a casa, noto que alguien camina detrás de mí. Me giro, lo veo y lo espero.

• Tú también has soñado conmigo ¿no? - le digo.
• Directa al grano. Sí, he soñado contigo, pero sigo sin saber tu nombre.
• Me llamo Freya.
• Encantado, yo me llamo Klein y quiero ser el chico que comparta todos los días de nuestra vida contigo.

Se acerca y me besa. Es un beso suave pero lleno de sentimientos. Sí, ya entiendo que significa “el don del amor”.

Miro asustada alrededor para ver si alguien nos ha visto. Por suerte la calle está desierta. Me acompaña a casa y le hago pasar para que conozca a mis padres. Creo que deberían darle la misma charla que me dieron a mí anoche.

El encuentro va bien y Klein termina entendiendo que no podemos arriesgarnos a ser vistos mostrando nuestros sentimientos.

Los días van pasando y, a pesar de que nos cuesta horrores contenernos, conseguimos que nadie sospeche de que somos especiales.

Pero un día, al salir de clase y de camino a casa, me lanzo a darle un beso. No puedo evitar estar tanto tiempo lejos de sus labios.

De repente comenzamos a oír gritos. Cinco agentes de la paz se dirigen hacia nosotros corriendo y nos tumban en el suelo. Nos atan las manos y nos meten en dos coches. Todo pasa muy rápido.

Cuando por fin reacciono, me veo sentada en una habitación blanca delante de un señor con el pelo blanco y una mujer morena. Deben rondar los cincuenta años.

Klein no está a mi lado y lo necesito aquí conmigo. ¿Qué va a pasar con nosotros? Noto como se oprime mi corazón.

El hombre es el que rompe el silencio.

• Freya, ¿sabes por qué estás aquí?
• Dímelo tú
• Eres un peligro para la sociedad – me espeta sin miramientos y noto como la mujer de al lado hace una pequeña mueca.
• ¿De verdad? ¿Por qué? Solo ha sido un beso. Deberías probarlo, te gustaría.

No sé de donde he sacado el coraje para responderle de ese modo.

Veo que la mujer se pone muy seria. ¿Le brillan los ojos?

• Es una sensación única. Hablo del amor.
• ¡Cállate! - me grita el señor.

Y entonces veo en los ojos de la mujer las mismas gotas de agua que tenía mi madre en los ojos aquella noche. Ya lo entiendo todo.

• Señor desconocido, debería probarlo. Sé que lo estás deseando. “El don del amor” es un don que, por desgracia, muy pocos tenemos. Y no es algo malo. ¿Por qué siempre tenemos que ver el lado malo a todo? El amor puede ser muy bueno. El amor hace que las familias estén unidas, que hagas locuras por esa persona a la que amas, que confíes en una persona sin límites. Y eso, no es nada malo. Créeme. Y tu tienes ese don. No se por qué te niegas a liberar tus deseos y ser feliz junto a esta señora que tienes sufriendo a tu lado. Ves, por ocultar tu amor por ella, está sufriendo. ¿Eso no es malo? Creía que el amor había que erradicarlo para evitar hacer daño, pero tú apagándolo la estás haciendo sufrir. Y sé que tu también te haces daño.

Y entonces las gotitas de los ojos de la mujer se convierten en ríos de agua. Veo que no aguanta más.

Y entonces se levanta y le da un fuerte beso en los labios al señor canoso. Han abierto la puerta de sus emociones y ya no pueden cerrarlas.

• Jey, la chica tiene razón. Llevamos muchos años reprimiendo lo que sentimos. No puedo estar a tu lado todo el tiempo fingiendo que no siento nada por ti y tú tampoco puedes reprimirlo más. ¿Qué hay de malo? El amor puede mover montañas. ¿Por qué retenerlo? -dice la mujer muy emocionada.
• ¿Y qué vamos a hacer ahora con tantos años de represión?
• Sé que va a ser difícil cambiar la mentalidad de estas personas, pero algún día tenía que empezar el cambio ¿no?

Y se funden en un gran abrazo lleno de sentimientos reprimidos durante muchos años.

• Por favor, ¿puedo ver ya a Klein?
• Por supuesto, creo que es lo menos que podemos hacer después de darnos esta lección y enseñarnos lo que es la felicidad -me dice el señor muy emocionado.

Y aquí comienza nuestro cambio. Sé que no va a ser fácil cambiar tanto miedo inculcado en las personas durante tantos años. Pero estoy convencida que si todos los especiales nos unimos y mostramos lo bueno y bonito que puede llegar a ser el amor, eso irá calando en ellos y terminarán aceptando la realidad.

Y recuerda, nunca reprimas tus sentimientos. Úsalos para mover montañas y no destrozarlas.

¿QUÉ TE HA PARECIDO EL FINAL? ¿TE LO ESPERABAS? 

Dímelo en los comentarios 😉

Nos leemos teteros 💓💓💓