Relato "Volviendo a la vida" - Encarna Bernat (Especial La Bella y La Bestia)

¡Hola teteros!

Ayer por la tarde fuí a ver la peli de La Bella y La Bestia. ¡Ay que película tan bonita! 😍

Me imaginaba que iba a ser bonita pero la verdad es que me fascinó lo bien hecha que está y me encantó que hayan escenas que en la peli de dibujos no hay.

Simplemente PRE-CIO-SA.

Bueno, hoy ya es el último día de este especial de La Bella y La Bestia. 

Y para ello, os traigo un relato muy bonito de Encarna Bernat, titulado Volviendo a la vida.

Espero que lo disfrutéis un montón 😊

Así que... ¡al turrón!

Volviendo a la vida.

Hubo una vez hace ya mucho tiempo, una flor que lentamente se marchitaba dentro de un cristal. A su alrededor todo era oscuridad, lluvia y frío. Aquella delicada y pequeña flor estaba protegida de todas las causas externas que pudieran hacerle daño. Pero igualmente y sin saber por qué, se moría lentamente. Poco a poco la tristeza iba llenando todos los rincones del oscuro castillo donde se hallaba la débil flor. El corazón de la bella joven que voluntariamente se entregó a la bestia dueña del castillo, a cambio de que esta liberara a su padre, comenzó a helarse. Los ojos de la muchacha antes azules comenzaron a volverse grises, y la alegría de su cara se tornó tristeza. El colorido de su ropa se volvió lentamente oscuro como las noches sin luna.

Un halo de maldad se cernía sobre aquel pedazo de tierra donde, de manera grotesca, se alzaba aquel terrorífico castillo. La oscuridad y el miedo lo cubrían absolutamente todo. Dejaron de escucharse el canto de los pájaros, las hojas mecidas por el viento, todo signo de vida se volvió ausente. De vez en cuando la muchacha paseaba por el interior del castillo, pues no se atrevía a salir fuera, y todavía no había perdido la esperanza de regresar junto a su amado padre. Desde fuera, los aldeanos veían el castillo erigirse con fiereza en lo alto del páramo, parecía como si en aquel lugar se hubiera detenido el tiempo. Lo único que se escuchaban eran los lamentos de aquella enorme bestia. De vez en cuando para contrarrestar aquella angustia y aquel horror, se oía sollozar a la pobre muchacha prisionera, que sentía nostalgia por no estar cerca de su querido padre. Aquel llanto era el único signo de vida en aquel horrible castillo.

Todo cuanto habitaba allí era yermo. La bella muchacha languidecía al mismo ritmo que la rosa y, cuando casi toda la esperanza de vivir estaba perdida, creyó ver por un instante dentro de la horrible bestia al hombre que algún día fue o quizá pudo haber sido. La bestia pareció volverse humana al ver cómo la muchacha iba poco a poco perdiendo la vida. A la bestia le angustiaba la flor que languidecía como la ilusión dentro de él…

Un día en que estaba de mal humor escuchó la bestia llorar a la joven bella y se conmovió. Segundos antes de escuchar el lastimero llanto la horrible bestia se acercó, aquel gesto era el último acto de bondad que había encerrado en ese enorme y maltrecho cuerpo deforme. Le habló con voz tierna y la joven, ante aquel atisbo de humanidad, pareció recobrar algo de brillo en los ojos. Ya casi estaba todo perdido, pero…

En aquel momento, la joven al ver cómo a la deforme criatura le caían las lágrimas, su agotado corazón comenzó a latir con fuerza, con una fuerza renovada, la bella joven sujetó la mano de la bestia entre las suyas, pequeñas y delicadas, sin importarle rozar aquella garra que tanto miedo le dio tiempo atrás. La rosa comenzó a reconstruirse sobre sí misma encerrada en aquel cristal y el rostro de la bestia cambió su expresión, la muchacha comenzó a sentirse viva. El milagro del amor hizo que la alegría volviera a sus derrotados corazones. Un aliento de vida, un pequeño soplo comenzó a cubrir con su manto todo el castillo y sus alrededores, volvieron los colores vivos de antaño, se escuchó el canto de los pájaros y se hizo de día, el cielo era tan azul como los ojos de la bella joven. La pobre bestia yacía inerte sobre el frío suelo de piedra. Al darse cuenta la joven de que la pobre bestia pendía de un hilo de vida, comenzó a llorar sobre el maltrecho cuerpo y, poco a poco, apareció un joven y apuesto príncipe. El amor obró una vez más el milagro de llevar la vida entre la oscuridad y devolvió la esperanza y las ganas de vivir a aquellos dos insignificantes seres en la creación. La joven bella se había enamorado de aquella deforme bestia, sin darse cuenta, pues su corazón era muy bondadoso, como el de su padre. Que perdonó y entendió los motivos que le llevaron a cometer aquellos actos al joven príncipe. Porque en realidad en interior de aquel deforme cuerpo, yacía un apuesto y joven príncipe víctima de un conjuro debido a su exceso de ego.

Encarna Bernat

¿Verdad que es bonito? Espero que os haya gustado y lo hayáis disfrutado un montón.

También espero que os haya gustado este especial y agradeceros por todos los comentarios tan positivos que hemos recibido. ¡¡Gracias!! 😘

Y por cierto, el próximo viernes, Un libro y té cumplirá un año. Y para celebrarlo habrá un sorteo nacional y otro internacional. Así que, estad muy atentos para no perderos nada 😉

Nos leemos teteros ❤❤❤